lunes, 19 de diciembre de 2016

'LOS BUENOS AMIGOS', USE LAHOZ



¡Hola, lectores!

Hay algo hipnótico, ¿verdad?, en las novelas decimonónicas, en esas catedrales de la narración que nos presentan a los personajes como si alguien, desde ahí arriba, un novelista desde la tramoya, tuviera los dedos llenos de hilos para mover las marionetas. Es el libro un universo, con unos personajes a los que acompañamos a lo largo de su vida, con unos seres con los que nos divertimos y sufrimos porque son tantas las páginas que pasamos con ellos, tantas las tardes de sofá, tantas las noches junto a la cama, que uno acaba por verse inmerso en su existencia y siente como propias sus dichas y desdichas.

Claro, que eso siempre pasa cuando el libro es bueno. O cuando te conquista por alguna extraña razón.

'Los buenos amigos', de Use Lahoz, es la historia de dos chavales que coinciden en un orfanato, que allí traban una estrecha relación de amistad que luego, con el paso del tiempo, cada uno por su camino, se deshilachará hasta que, claro, el destino (o el narrador) vuelva a juntarlos años después. Y así, el libro (con sus más de 700 páginas) está dividido en cuatro partes. La primera cuenta el encuentro de los dos chavales. La segunda está dedicada a uno de ellos, Sixto. La tercera acompaña al segundo de los niños (ya hombres), Vicente. Y la cuarta parte narra el desencuentro.

La cuestión es que estas cuatro partes no están compensadas, creo. Porque el autor, desde el primer momento, inclina la balanza en favor de Sixto. Él es el verdadero protagonista de la novela. Con él empieza. Con Sixto en su pueblo, con un trágico siniestro que acaba con la vida de sus padres, con su llegada al orfanato, su enamoramiento de una joven monja,  su ilusión rota en un oscuro callejón cuando pensaba que había adultos que se preocupaban por él. Sixto es el protagonista de 'Los buenos amigos' y así lo asume el lector (así lo he asumido yo) al disfrutar por encima de todo de los momentos en los que aparece este personaje.

Hay un momento fantástico en la página 128 en el que se nos define a Sixto a la perfección. Una vez fuera del orfanato ha comenzado a trabajar como botones y chico de los recados en un hotel. Le acaban de mandar una de esas comandas y él, solícito, corre a cumplirla. Cuando regresa, con toda prisa, un semáforo en rojo le corta el camino pero él, sin pensarlo, sin  mirarlo, sin tenerlo en cuenta, se salta el semáforo y a la carrera, entre los coches, atraviesa la calzada. Al otro lado de la calle está su jefe, quien le echa una bronca por su comportamiento, pero Sixto no se arrepiente. Si hiciera falta, volvería a saltarse el semáforo. Está dispuesto a sortear las zancadillas que le intenten cortar su carrera. Está dispuesto a saltarse las normas que sean necesarias para llegar a su meta.

Y así, Sixto comienza a convertirse en un personaje al que se le coge cariño desde su odiosa condición. No duda en aprovecharse de los demás para conseguir sus objetivos, es un canalla que reniega de su pasado, que oculta a su familia, sus orígenes, el lugar del que viene, que miente (sabremos al final por qué) sobre las causas por las que murieron sus padres. Es fascinante la falta de empatía de un personaje que se construye a través de tres felaciones. Sí, tres felaciones. Hay tres momentos del libro en los que el protagonista vive (de forma directa o indirecta) tres felaciones. Y esos tres momentos marcarán su vida para siempre: su futuro,  la relación con su mujer, la relación con su hija. Y hasta aquí podemos leer.

Por eso, porque nos hemos imbuido tanto del mundo de Sixto, cuando arranca la tercera parte, la dedicada a Vicente (en realidad a Lucía, la joven monja), nos encontramos un poco descolocados. Lahoz cambia el ritmo, lo hace mucho más lento, más espeso. Hay una sucesión de capítulos narrados el mismo día que contrasta con la evolución temporal de la parte anterior. Y eso descoloca. Nos sitúa en un universo completamente distinto. Del ambiente clasista, franquista y urbano pasamos ahora a un mundo rural,  hippy, subversivo que nos demuestra los distintos caminos que han tomado Sixto y Vicente,  las distintas vías que ha tomado un país para salir del franquismo. Se llaman hermanos cuando no lo son.

Pero su vida volverá a unirse. Sixto, Vicente  y Lucía volverán a encontrarse. Y por eso la última parte del libro vuelve a cobrar aliento. Es entonces cuando se cierran historias, cuando se comprende por qué Sixto no habla de su pasado, cuando se destapa la verdadera naturaleza de los personajes, se profundiza en esas relaciones de amistad y fraternidad que se diluyen con el tiempo. Amistades que se labran en un instante concreto,  en un escenario determinado, construidas tal vez de forma artificial y que luego no se sostienen con  un cambio de plano. Y el final, el final... El final hay que leerlo, claro.

Hace tiempo leí 'Los Baldrich', un libro de Use Lahoz que no recuerdo que me gustara especialmente. Por eso me enfrenté al largo periplo de 'Los buenos amigos' con algo de aprensión. Pero, sobre todo, las dos primeras partes y el final me han atrapado.  Por cierto, que muy buena la inclusión de personajes de 'Los Baldrich' como secundarios, como telón de fondo en varias escenas de este libro.

LO VAS A LEER PORQUE
la historia seguro que te atrapa. Tal vez la tercera parte (sobre todo la primera mitad) se haga un poco tediosa, pero la narración remonta para un final tremendo.
LO VAS A LEER AUNQUE
de entrada, las setecientas y pico páginas te echen un poco para atrás. Es un libro largo, sí. Con algunos pasajes y episodios que tal vez alarguen demasiado la acción. Pero tiene unos personajes fantásticos (¡esas patatas bravas!) y una trama que, sin grandes sobresaltos, te obliga a pasar páginas sin parar.
LO VAS A LEER PORQUE DE ELLA HAN DICHOPorque si algo acumulamos las personas a lo largo de nuestra vida, son secretos. Secretos sobre lo que hicimos o sobre lo que nos hicieron, y esos secretos, muchas veces serán los que marquen nuestro carácter y nuestras decisiones sin saberlos. Porque si algo tienen los secretos, es que lo son para los demás, pero su custodio pocas veces consigue olvidarse de ellos. ENTREMONTONESDELIBROS
Lahoz demuestra que el realismo no está muerto. Que puede vivir con otras tendencias. Siempre que sea para contarnos lo que nos cuenta y como nos lo cuenta Lahoz. EL PAÍS


'Los buenos amigos', de Use Lahoz, publicado por Editorial Destino en octubre de 2016.

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Por cierto, ¿me echáis una mano? ¿Qué otros libros largos, larguísimos, se os han pasado en un suspiro?

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