martes, 27 de diciembre de 2016

'LA TIERRA QUE PISAMOS' , JESÚS CARRASCO



¡Hola, lectores!

Comprendo la fuerza que tienen las ucronías, la atmósfera asfixiante que son capaces de crear y el desasosiego que invade al lector cuando traslada las ideas ahí contenidas a su realidad y piensa en lo que pudo haber sido o lo que puede que tal vez sea. Lo comprendo. Son premisas muy potentes que pueden dar lugar a muchas lecturas y mil reflexiones. Y entiendo que Jesús Carrasco haya apostado por este tipo de literatura para su segunda novela 'La tierra que pisamos'. Pero, sinceramente, creo que estos planteamientos tienen muchísima mas fuerza en un relato corto que una novela.

'La tierra que pisamos' es una historia que tiene lugar en una España invadida, conquistada por un Ejército europeo que se ha anexionado la Península Ibérica para convertirla en una colonia más de una superpotencia que nos es ajena. Los mandatarios de ese imperio han hecho de Extremadura un cortijo para que se retiren los militares que, a golpe de sangre, conquistaron España. Y allí vive la protagonista de esta historia, Eva, junto a Iosif, un antiguo mando, autoritario y cabrón, que ahora tiene que sobrevivir en un estado de decadencia y dependencia brutal, incapaz de hacer nada por si mismo, a expensas del cuidado de los demás... aunque todavía conserva unos ramalazos autoritarios que no puede evitar.

A esa finca en la que viven Eva y Iosif llega un día un indígena, un habitante de la España conquistada, que se instala en el huerto de la casa y que Eva ve primero con desconfianza, temor,  odio... y, a medida que avanza la historia, comprensión.

La narración intercala dos tiempos. Esa historia de Eva y el hombre que se ha instalado en su propiedad (las leyes dicen que tiene que denunciarlo y entregarlo a las autoridades) y la narración de cómo ese hombre ha llegado hasta allí, después de perder a su familia y sufrir las vejaciones, los trabajos a los que ha sido forzado por gente como Iosif.

Esta escrito en capítulos cortos, que alternan la narración que el hombre hace de su vida con las reflexiones en primera persona de Eva. Una gran metáfora que tal vez se hubiera resuelto mejor en un relato, en un texto de no tan largo aliento (aunque el libro no sea, ni mucho menos, largo). Aunque sí que parece que hay un excesivo gusto en gustarse por parte del autor. Lo que en 'Intemperie' me pareció fuerza (con el lenguaje al estilo de un paisaje y un relato), aquí lo interpreto como barroquismo léxico. Por ejemplo: "Los abetos, las piceas y los alerces han caído uno detrás de otro y después corrido ladera abajo para ser cargados en camiones y llevados al campo. Luego, el aserradero y el baño caliente y frío de creosota, capaz de penetrar en la madera resollante hasta intersticios que solo la savia había ocupado. El bosque reducido a la geometría apilable de las traviesas por la eficiencia y el desmoronamiento de los hombres" (p. 179).

En cualquier caso, si el lector traspasa el continente y ahonda en el contenido, se encontrará con una reflexión, creo, sobre cómo hacer más habitable esta tierra que todos pisamos y, como se recuerda al final del libro (cuando se excavan las fosas) a las que todos volveremos. Una tierra que no está parcelada, sino que compartimos con otras personas. Una tierra que el ser humano ha transformado a su antojo y tal vez invadido como un ejército de ocupación (ahí están los bosques detrozados del libro, los topógrafos que trazan carreteras, los viales de los ferrocarriles). La transformación,  a veces impune, de un paisaje al antojo de unos pocos. Y hay también algo de reflexión acerca de los nacionalismos, del pensar que por vivir donde vivimos estamos en una tierra prometida cuando no somos árboles anclados a un punto, sino que nos movemos. Por eso la tierra que pisamos puede cambiar bajo nuestros pies. Y me gusta también esa lectura de cómo la tierra que pisamos se remueve cuando pensábamos que era firme, cómo los cimientos sobre los que Eva cimentó su vida se resquebrajan al darse cuenta de que la construyó sobre pilares corruptos.
"No había más misterio que la culpa: la de saber que había levantado mi casa sobre la sangre de los suyos. La de haberme envuelto en la bandera de la tradición, el Imperio y la religión para participar de este expolio. [...] Cargo con la culpa de haberme dejado embaucar para erigir mi vida sobre una ciénaga."  (página 245)

Hay momentos emotivos en el libro, por supuesto, como ese capítulo 30 en el que llega el doctor con el equívoco inicial de quién será paciente. O como ese pasaje en el que se relata cómo los vivos se apoderan de los buenos zapatos que ya no sirven para las personas que han muerto. Una lectura envolvente, sin duda, la de este libro que, sin embargo, se me ha hecho un poco largo pese a no tener muchas páginas.

LO VAS A LEER PORQUE
te gustó mucho 'Intemperie' y no te quieres perder el nuevo libro de Jesús Carrasco.  Hay ecos de ese lenguaje que busca en los diccionarios de sinónimos y en el catálogo de palabras en desuso o en vías de extinción, pero aquí no parecen casar tan bien como en 'Intemperie' con lo que cuenta la historia.
LO VAS A LEER AUNQUE
no disfrutes con las ucronías o discronías, con esos universos de realidades paralelas que se utilizan como metáfora para llegar  a otras reflexiones.
LO VAS A LEER PORQUE DE ESTE LIBRO HAN DICHO
Un relato sin duda duro, doliente, con unos personajes que son “trozos de carne” unos, víctimas, perdedores de la Historia; otros, correlatos de la violencia. Y especialmente cristalización de las preocupaciones ecológicas del autor. De ahí esa relación emocional con la tierra que impregna al hombre del huerto y que acaba por transmitirse también a la protagonista que llegará a reclamar “el derecho al polvo y a las lombrices y a cuanto haya de pudrirme” (página, 245). De ahí así mismo la congruencia de un final en el que se canta la universal comunión con los muertos, con los árboles, las rocas, el aire, el agua, los utensilios. La tierra. BRÚJULAS Y ESPIRALES
La voz narrativa, lenta, repetitiva y a veces embarullada, hace que una trama dura, que comienza con cierta intriga y podría haber resultado interesante, decaiga hasta resultar tediosa, monótona y poco creíble. Los personajes resultan estáticos y por momentos incluso soporíferos y a pesar de algunos destellos que enseguida se desvanecen, la última parte, desgarradora y cruel, es sin duda lo más emotivo de la historia. LITERATURAMÁSUNO
a novela parece muy interesante, y en efecto arranca con una gran fuerza… Sin embargo, poco a poco esa fuerza se va diluyendo; quizás un poco frenada por la calidad y el aire inquietante que el autor quiere darle a su prosa. Sin llegar a resultar cargante, Carrasco, sin embargo, parece no terminar nunca de decirnos lo que quiera que sea que nos quiere decir, y hacia la mitad de la novela se advierte que la historia se está manteniendo tensa durante demasiado tiempo, demasiadas páginas, a causa seguramente de la exigencia del autor (no sé si autoimpuesta o exoimpuesta) por volver a acertar en la diana. LATORMENTAENUNVASO

'La tierra que pisamos', de Jesús Carrasco, editado por Seix Barral en febrero de 2016

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Por cierto, ¿me echáís una mano? ¿Qué otros libros sobre realidades alternativas os han gustado más?

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