sábado, 15 de octubre de 2016

'LA VIDA EQUIVOCADA', LUISGÉ MARTÍN


¡Hola lectores!

A mí (casi) siempre me ocurre. Llega un momento en el que las palabras de la novela parecen abandonar el papel y saltan hacia tus ojos, agarrando tus pupilas, enganchándose de tal modo a tu cerebro que te sumergen en las páginas y parece que vives ahí dentro, que todo el mundo está contenido en esas hojas encuadernadas, que no hay nada más allá del libro que tienes entre las manos. A mí (casi) siempre me ocurre.

Pero también, algunas veces me pasa. Me pasa que llega un momento en el que hay algo en la historia que chirría, que ves un detalle en la trama que no te llega, un párrafo que te expulsa, un capítulo que te dice fuera de aquí, una escena que no encaja en ese mundo que te habías creado. Algunas veces me pasa.

Lo del principio, ese secuestro emocional, lo he notado yo en las primeras páginas de 'La vida equivocada',  una primera parte magnífica en la que el autor se convierte a sí mismo en personaje para contar la historia (su historia) con Max, un chico al que conoció en un taller de escritura, con el que mantuvo una aventura, con el que compartió mundo literarios, y que un día desapareció de su vida para regresar, pasado el tiempo, convertido en un enfermo terminal.

Es este primer tramo de la novela una maravilla que habla sobre el poder salvador de la literatura, sobre los recursos del escritor para escribir, sobre las fuentes de las que beben los novelistas para armar su historia. Y así, hay aquí una reflexión sobre cómo los narradores transforman muchas veces pasajes de su vida en capítulos de novela, cómo hay personas que pasan a ser personajes, cómo lo vivido puede ser lo narrado. "Los escritores verdaderos, a mi juicio, no son aquellos que dominan con virtuosismo las técnicas narrativas y saben hacer acrobacias con el lenguaje, sino los que, aunque escriban con desmaña y no sean capaces de dibujar la arquitectura de una historia, han aprendido a descifrar la vida de los otros" (pág 53). Y más adelante reconoce que a un escritor que urde intrigas empleando fragmentos discontinuos de la realidad no se le puede exigir exactitud histórica (pág. 91).

Luis, el narrador de 'La vida equivocada', encuentra varios cuadernos y escritos con la historia de Max (su amigo recuperado y de nuevo perdido) y Elías (el padre de Max). Gracias a estas viejas fotos, a estos antiguos documentos intenta reconstruir los capítulos de Max y Elías (los dos siguientes tramos del libro). El desarrollo de estos dos capítulos servirá para dotar de sentido (y resolver) detalles y pistas sobre la vida de Max que Luis descubrió durante su convivencia con él: ¿Por qué se marchó su padre y tuvo un accidente de avión en el que 'murió'? ¿Por qué escribió un libro futurista sobre la vida en alta mar? ¿Dónde están los orígenes de varias de las ideas que emplea en sus novelas de ciencia ficción? ¿Por qué en una de las fotos de su padre había el reflejo de una niña en el espejo? (Y la respuesta a esta pregunta es inquietante y turbadora).

En cierto modo, ese puzle por el que algunas de las circunstancias vitales de Luis y Max luego saltan a sus libros es uno de los grandes logros de este libro. En un fragmento del libro, nos interpela incluso el autor sobre qué herramienta es más importante para el olvido, para curar el dolor: ¿La muerte o el engaño?  ¿El fin o la literatura? Y qué es más relevante para cambiar el mundo: ¿La revolución o la cultura? ¿La barricada o la lectura?

Pero... Pero hay un instante en el que el libro me expulsa, en el que me dice vete. No es culpa de la novela, claro, sino mía como lector, pero llega un momento en el que siento que la narración va por unos caminos que no son los míos. La tercera parte del libro, la dedicada a Elías, parece tener autonomía propia, un apósito del libro que tal vez se podría leer de forma independiente como una sucesión de peripecias vitales en las que el personaje salta de una profesión a otra: que si cantante, que si químico, que si historiador, que si qué se yo... Una sucesión de fracasos por las que pasa a pasos agigantados, en una enumeración plana de sucesos (no los escritores que dominan con virtuosismo...) que se me hace demasiado larga.

Es verdad que en esta tercera parte hay pistas que contribuyen a descifrar detalles de esa maravillosa primera parte, pero uno tiene la sensación de que ese capítulo de Elías se ha prolongado demasiado con laberintos innecesarios y que pierden verosimilitud. Es más ciencia ficción, por ejemplo, esa vida de Elías que los libros futuristas que narraba Max.

En fin, para mis gusto un libro que me ha producido cierta frustración por lo que mucho que disfruté al principio y la lectura apresurada y desencantada con la que lo terminé.


LO VAS A LEER SEGURO
porque la primera parte del libro está muy bien escrita y plantea una reflexión estupenda sobre las relaciones personales, los amigos perdidos, cómo afrontar la muerte y el poder salvador y evocador de la literatura.
LO VAS A LEER AUNQUE la parte dedicada a Elías se haga demasiado pesada. Hay párrafos que parecen de relleno, escritos sin  demasiado pulso y que, si uno lee por encima, atropelladamente, puede seguir la hsitoria sin problema. 
LO VAS A LEER PORQUE DEL LIBRO HAN DICHO
La vida equivocada evidencia la fatalidad de confundirse, de hacer las cosas mal. La cuestión sería como saber lo que está bien CUENTALIBROS
Cierto que la persuasiva prosa de Luisgé Martín no induce a prevenirse del uso de una técnica descuidada o abusiva, según se mire, pero la insistencia obsesiva en el fracaso, tan anímicamente literario, resulta en esta ocasión demasiado ponderativo para parecer verdadero en los términos en que se presenta EL PAÍS
Viene a reformular algunos de los asuntos ya tratados por el autor en sus títulos precedentes, siendo la pederastia el más sintomático –por inusual– de ellos. También se habla de envejecimiento, de la desigualdad social o del anhelo de huida. LIBRÚJULA

'La vida equivocada', Luisgé Martín, Anagrama, marzo de 2015.


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Por cierto, me echáis una mano, ¿por qué libro os habéis sentido abandonado a la mitad de su lectura?

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